Como cada primavera desde hace dos años me pongo al lío con los martines, éste pequeño proyectil me hace pasar muy buenos ratos en la orilla del río.
Ahora es cuando mayor actividad tienen, la pareja está junta durante casi todo el día y pasan muchos ratos preparando el nido.
Son seis sesiones las que llevo ya con ellos y estas no suelen exceder de tres horas, el macho es sin duda el receloso y apenas dura unos segundos delante de ese bulto raro que se aposta en la orilla. La hembra sin embargo es muy confiada y pasa largos ratos en el posadero, cuando llega se lo toma con tranquilidad y suele estar alrededor de unos 20-25 minutos.
D800 -- 500 f4 vr
Durante los largos ratos que se tira la hembra posada da tiempo a verla de muchas maneras, son muy cuidadosos con el plumaje y se acicalan muy a menudo para tener todas sus plumas en perfecto estado.
Hace dos temporadas era la hembra la confiada y el macho no se dejaba ni ver, el año pasado sucedió lo contrario y era la hembra la recelosa, éste año se han vuelto a cambiar las tornas y resulta realmente complicado fotografiar al macho.
Todavía quedan muchas sesiones por delante y buscaré cosas que tengo en mente, ahora toca esperar a que nuestra bala azul quiera colaborar.
En cuanto se oye que viene el macho empieza el jolgorio, la hembra alza la cabeza y comienzan a piar al unisono, las cebas y las cópulas se suceden cada hora.